"El ajedrez es mi vida, pero mi vida no es sólo el ajedrez" (Anatoli Karpov)
En la línea de pensamiento expresada en la entrada anterior, insisto en que el ajedrez es una manifestación de la cultura. (y para mi una manifestación sublime), pero “no es toda la cultura”. Por lo tanto, es parte de la vida pero no es toda la vida. No debemos perder esa perspectiva si queremos el éxito en el resto de nuestra existencia y no sólo en el ajedrez.
Y si lo tomamos como “el juego que es”, seguramente lo disfrutaremos más.
También hay que entender que para triunfar en este ámbito es necesario tener las mejores actitudes posibles antes de sentarse en una competencia (nos ocuparemos de esto en otra entrada).
Retomando el hilo principal de este post, señalo una sucesión de consecuencias perjudiciales que puede tener sobre tu vida:
1) Excesivo tiempo estudiando o jugando en detrimento de sus seres queridos.
2) Si te absorbe demasiado y consigue que te pongas fastidioso, tenso, nervioso o apático cuando no estas jugando, estudiando o compartiendo con tus amigos ajedrecistas.
3) Puede que el tiempo que le dediques al ajedrez te aleje de otros juegos, pasatiempos o deportes con los que antes te recreabas.
Es lógico que si quieres llegar lejos, te lo tienes que tomar muy en serio. No hay nada malo en esto. Hace falta mucho estudio y práctica para triunfar. Pero no tienes porque hacerlo a costa del resto de tu vida.
Mejor persona es igual a mejor jugador
No es necesario que en tus ratos libres te pases analizando mentalmente alguna variante complicada o el último final que perdiste tontamente. Es muy probable que esto todavía sea desfavorable. Tu equipo favorito de fútbol, tu familia, tus amigos, tu profesión, también deben ocupar parte de tus actividades. Te volverán mejor persona y, seguro, mejor jugador.
Sólo tenemos una vida. ¿Quieres pasar hasta el final de tus días frente a un tablero, un monitor o libros con tableros cuadriculados y anotación algebraica por todos lados?
Si te dedicas todo el día, todos los días, es muy posible que en algún momento te satures.
En resumen, no lleves a la mesa de ajedrez tus problemas personales y no permitas que tus derrotas en el tablero escaqueado influyan en tu relación social. Es difícil, pero debes intentarlo.
Ya hay una publicación en la página de todo menos ...
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