jueves, 25 de agosto de 2011

Paulo Coelho y la partida de ajedrez

"Sentí lástima por mí mismo porque no tenía zapatos, hasta que conocí a un hombre que no tenía pies."
Paulo Coelho, otro escritor famoso que aprovecha el ajedrez para realizar una magnífica obra llena de sabiduría y un ejemplo para imitar. Habla de la compasión, que no es lo mismo que sentir lástima, aunque muchos la confundan. En esta vida moderna,
el aquí y ahora, muchas veces no nos damos cuenta de fijarnos a quienes tenemos enfrente. No sólo eso, muchos ni tenemos tiempo de compadecernos de nosotros mismos, así que mucho menos de poner en un primer plano a nuestros semejantes.

La partida de ajedrez

Illustration by Ken Crane

Dijo el joven al sacerdote: “Me gustaría entrar en el monasterio, pero nada de lo que he aprendido es importante. Todo lo que mi padre me enseñó es a jugar al ajedrez, algo que no sirve para alcanzar la iluminación.” 
El sacerdote pidió que le trajeran un tablero, llamó a un monje y le ordenó que jugara con el muchacho, añadiendo: “el que pierda, morirá.”
El joven se dio cuenta de que estaba luchando por su vida, y el tablero se convirtió en el centro del mundo.
Sin embargo, como conocía todas las estrategias, enseguida vio que el monje iba a perder. Se preparaba para el golpe final, cuando observó la miraba de santidad de su adversario.
Comenzó a cometer errores a propósito; prefería morir, pues el monje podría ser más útil a la humanidad.
De repente, el sacerdote tiró el tablero al suelo.
“Has aprendido más de lo que te enseñaron,” dijo. “Sabes que el camino de la luz no está hecho sólo de concentración, sino también de compasión. Te acepto como mi discípulo.”

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