martes, 13 de diciembre de 2011

Korchnoi y su estilo tenaz

... Sigue de ayer.
Los argumentos de Korchnoi.
 En su libro “Chess is my life” editado en Londres en 1977, Korchnoi expresa “...En 1974 tenía que jugar el match final de la candidaturo con Karpov que venía de ganarle con facilidad a Spassky. Desde ya tenía la sensación que Karpov era el favorito y de que estaba reciendo todo el apoyo posible. Fueron enviados dos entrenadores con el equipo a la Olimpíada de Niza -el preparador oficial de Karpov, Simeón Furman y su otro ayudante Efiw Geller- Las funciones de Geller evidentemente incluían “ayudarme a mí” durante la Olimpíada, pero por suerte, esto yo ya lo sabía. Karpov, que conducía el primer tablero jugaba con blancas obteniendo buenos resultados y con negras frente a rivales débiles, pero cuando tuvo que enfrentar a fuertes maestros, caso de Torre o Timman, fui yo quien tuve que asumir el primer tablero. Entonces me di cuenta de la situación en que estaba, aunque por el momento eran asuntos de poco importancia, ya advertía que peores iban a venir.
De regreso a Rusia y al organizarse el match final por la candidatura, solicité que no se jugara en Moscú, o por lo menos la mitad allí y la mitad en Leningrado. Desgraciadamente, Baturisnky -entonces delegado ante la FIDE- logró obtener mi acuerdo de jugar en Moscú, simplemente añadiendo un punto más al documento que yo ya había suscripto.
Lo que más se discutió fue el horario de comenzar el juego. La hora normal era 4.30 PM pero Karpov insistió que fuera a las 5. Como yo era más viejo contaría más difícil jugar despues de oscurecer. La cuestión es que la hora de juego fue discutida en una reunión del comité organizador. El único jugador de ajedrez era Averbach, presidente de la Federación de la URSS. Siempre había sido imparcial en el pasado, pero ahora habló a favor de Karpov. La sugerencia de jugar a las 5 fue aceptada. cuando me enteré de la decisión de Averbach no me pude callar. Tenía que dar una respuesta, aunque sólo fuera como forma de preparación psicológica para el match. Envié a Averbach una tarjeta dirigida al Club Central de Ajedrez de la URSS, esperando que fuera leída mucho antes de que llegara a su destinatario. Como Averbach es un hombre de elevada estatura yo escribí: “De la cobardía a la traición no hay más que un sólo paso. Navegue hábilmente con el viento y andaría bien”. Había adquirido un enemigo, pero ya no me importaba, desde entonces estaba jugando por una ruptura.
Karpov había sido elegido como favorito y estaba claro por qué.
Había nacido en Urales (Zlatoust) en el centro de Rusia, era ciento por ciento y se lo comparado conmigo, ruso por pasaporte pero judío en apariencia. El era el típico representante de los trabajadores un reflejo de la Constitución soviética, mientras que yo pasé mi vida en el Centro Cultural de Leningrado y era representante de la clase intelectual.
A Karpov se lo exhibía con cariñó y se había convertido en miembro del Comité Central de la Organización Juvenil Comunista de la URSS, cuyo jefe también nacido en Zlatoust, le brindaba un total apoyo. Karpov entendió bien lo que representaba; un símbolo, un estandarte de los rusos y de la clase proletaria. Sabía comportarse y sabía lo que se esperaba de él. Poco antes del match los dos respondimos a un reportaje de un períodico soviético popular. A la cuestión sobre quién era mi autor favorito nombré al humorista O¨Henry y di como la mejor película que vi a la producción italiana de 1957, “Noche de Cabiria”. Karpov eligió como su mejor escrito a Lermentov (aprendido adoctrinadamente en la escuela) y su película favorita “la liberación” que trata de episodios de la guerra en 1941 a 1945 (un tema que no tiene edad en el arte soviético). Su inclinación por lo soviético, le permitió ponerse de moda para millones de personas y no tenía verguenza de aparecer culturalmente primitivo. (Sigue mañana)

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