viernes, 16 de septiembre de 2011

¿Con qué derecho jugamos con la vida de humildes peones de ajedrez?


Casillas Neutras
Por arq. Roberto Pagura 
La lectura de una nota sobre el controvertido tema del terrorismo de Estado y los crímenes del terrorismo no estatal, me hizo reflexionar. 
Quienes nos titulamos “pacifistas”, ¿cómo podemos admitir que se cometa todo tipo de crímenes en nombre de supuestos principios de uno u otro signo?
Y poco a poco, casi sin darme cuenta, fuí trasladando esas ideas al ámbito del tablero de ajedrez. ¿Cómo tolerar que en él se ponga en riesgo la vida de peones, alfiles, caballos y torres en salvaguarda de la seguridad de reinas y reyes cuyas vidas deciden el resultado de una partida?
“Así fue siempre”, dirán algunos y “lo dice el reglamento”, dirán otros. ¿Pero esos argumentos deben conformarnos? ¿Con qué derecho jugamos con la vida de humildes peones como si ello fuera inevitable?. Sacrificados peones que tienen la misión de convertirse en dama cuando llegan a la octava, como travestis a la fuerza.
Creemos que deberían tener la opción de refugiarse en casillas neutras, ni blancas ni negras, donde nadie los pudiera atacar y menos borrar del mapa del tablero. Por lo menos les posibilitaría gozar del descanso necesario para reponer energías.
Ya ven ustedes cómo se pueden hallar soluciones, basadas en el derecho, que los protejan de injusticias y peligros.
Negros y blancos son los caminos de la vida y de la muerte también, señores abogados.
Y decía Borges: “sobre lo negro y blanco del camino buscan y libran su batalla armada”, para agregar después: “También el jugador es prisionero de otro tablero de negras noches y de blancos días...”
Seamos verdaderos pacifistas, que así salvaremos al ajedrez, convirtiéndolo de enfrentamiento armado en noble competencia de inteligencias y voluntades al servicio del arte y de la vida.


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