La lectura del libro "Cómo la vida imita al Ajedrez", de Garry Kasparov, me sigue brindando agradables sorpresas. Ahora utiliza las leyes de la termodinámica para hacer elucubraciones con la vida y el Ajedrez.
De arranque se despacha con esto: "La primera ley de la termodinámica nos dice que la cantidad total de energía en un sistema es una constante, es decir que, si trasladamos energía a otro terreno, perderemos una cantidad equivalente. Lo que significa que la energía no puede crearse ni destruirse espontáneamente, únicamente transferirse de un lugar a otro, pasar de una forma a otra". ¿Y esto qué tiene que ver con el Ajedrez?, me sorprendí pensando apenas lo leí.
Rápidamente la redacción me saco de la duda y Kasparov me indicó que sobre el tablero los jugadores "intentamos romper esa ley y crear energía, incluso crear material". ¿Cómo es esto?. Te lo explica el Águila de Bakú así: "Si un peón llega al otro lado del tablero puede ´ascender´y convertirse en una pieza, incluso en otra reina " También aclara que no se puede tener dos reyes y, con humor, asegura que en el Ajedrez "se acepta la bigamia, pero la monarquía es absoluta".
Después de ejemplificar también con el material y el tiempo, como hace a lo largo de todo el libro "Cómo la vida imita al Ajedrez", trasalda esta ley de manera similar a una empresa.
"Una ventaja de reservas en metálico -material- se convierte en investigación de nuevos productos, o en primas para los empleados, o en más publicidad, o en modernizar unas fábrica", explica.
Para terminar con esta parte, dice que "si somos capaces de detectar y explotar un punto débil de la posición rival podemos intentar transformar nuestra posición para sacar partido de sus debilidades". En la vida y en el ajedrez.
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