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Su recia y controvertida personalidad lo enfrentó contra muchos críticos y también con destacados maestros de su tiempo. Con Capablanca intercambió agrias polémicas relacionadas con el juego y con otros adversarios fue hasta despiadado, incluyendo el uso del “boicot” fundado en su extraordinario carisma deportivo. Basta recordar el famoso “Yo acuso -difundida carta que le enviara el maestro Rudolf Spielmann- donde a través de airada protesta acusaba a Alekhine de ejercer presiones antideportivas ante los organizadores de los certámenes magistrales, para desplazar adversarios y dilatar de esa forma el surgimiento de la figura destinada a reemplazarlo. Spielmann finalizaba la carta con estas palabras “... Mi querido campeón del mundo, evite en lo sucesivo a sus adversarios, que así podrá obtener todavía grandes triunfos, debido a la desvalorización del mundo ajedrecístico; deponga por lo tanto el bastón de mando, de lo contrario deberé repetirle la palabra bíblica del profeta Oseas “Quién siembra vientos, recoge tempestades”. La medida está colmada. De una a otra parte del océano, alzábanse las voces de protesta contra la dictadura del campeón del mundo....”.
Pero las quejas y publicaciones de Spielmann no alcanzaron efecto, puesto que este célebre maestro austríaco, de raza judía, fue perseguido por el nazismo; emigró a Estocolmo, pobre y enfermo, donde falleció en 1942.
Asi mismo se recuerdan algunas actitudes agresivas, asumidas por Alekhine en su segundo match frente a Euwe. Alekhine era muy afecto a un gato siamés que lo acompañaba durante sus largas horas de análisis y pretendió jugar el match con el gato sobre su falda, pero Euwe, respondiendo a la superstición holandesa del “gato negro” se opuso, a lo que Alekhine aceptó, pero de inmediato envió a que le tejieran un pullover blanco, bordado en el pecho con un horrible gato negro, el que ofreció a la vista del supersticioso doctor Euwe durante las partidas del match.
Pero las quejas y publicaciones de Spielmann no alcanzaron efecto, puesto que este célebre maestro austríaco, de raza judía, fue perseguido por el nazismo; emigró a Estocolmo, pobre y enfermo, donde falleció en 1942.
Asi mismo se recuerdan algunas actitudes agresivas, asumidas por Alekhine en su segundo match frente a Euwe. Alekhine era muy afecto a un gato siamés que lo acompañaba durante sus largas horas de análisis y pretendió jugar el match con el gato sobre su falda, pero Euwe, respondiendo a la superstición holandesa del “gato negro” se opuso, a lo que Alekhine aceptó, pero de inmediato envió a que le tejieran un pullover blanco, bordado en el pecho con un horrible gato negro, el que ofreció a la vista del supersticioso doctor Euwe durante las partidas del match.
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