“Antes de la fase final de la partida, los dioses colocaron la fase intermedia” Siegbert Tarrasch
Despacito, despacito…. Sigo con la lectura del hermoso libro de Gary Kasparov “Cómo la vida imita al ajedrez”.
En el capítulo 11 al hablar de las fases de la partida dice que “la planificación y la innovación necesitan estar sólidamente enraizadas en el presente”, para enseguida agregar: “Esa es la única forma de saber hacía donde nos dirigimos. Debemos ser sensibles a la dirección que toman los acontecimientos y cuáles son las tendencias”.
En lo referente al ajedrez apunta que según la definición estándar, el final de la apertura llega cuando el rey se enroca y las piezas abandonan sus casillas iniciales., aunque indica que en esta época es “bastante inexacta”. La apertura es “mucho más que una movilización trivial de las fuerzas”, para añadir: “La apertura es la fase más difícil de la partida, especialmente en las competencias de primer nivel”.
Mucho terreno por explorar en las aperturas
Por supuesto habla de que la memorización rutinaria en las aperturas de ajedrez está lejos de comprensión real. “Sin saber POR QUÉ se hicieron todos esos movimientos, es difícil que sepamos cómo seguir, cuando la partida prescinda inexorablemente de sus antecedentes”, asegura.
También reflexiona que aunque el margen disminuye cada año, sigue habiendo mucho terreno para explorar y sugiere que la preparación de las aperturas exige tanto creatividad como dedicación.
Luego asegura que todos los factores que levan al ajedrez a la categoría de arte proceden de la fase intermedia.
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