Obras escritas en la Edad Media, donde se hace referencia al ajedrez.
Unas, son manuales sobre la forma de jugarlo, otras, poemas o ensayos en los cuales el tablero y las piezas sirven como ejemplo para ilustrar argumentos morales.
El texto más curioso es atribuido a Juan de Gales y se supone escrito a fines del siglo doce. Contiene una explicación del movimiento de las piezas, que traduce con mucha precisión las ideas de la época en materia de organización política y social y también en lo que atañe a la condición de la mujer.
Según este manuscrito, el rey mueve y captura en toda direcciones porque la voluntad del rey es ley: Una afirmación clara, y propia de aquellos tiempos de monarquías absolutas.
Pero el párrafo consagrado a la reina es verdaderamente asombroso: Revela un total desprecio por la mujer, acaso derivado de una interpretación muy severa del episodio bíblico de la tentación de Eva. Juan de Gales dice textualmente: “La dama sólo mueve oblicuamente, porque la mujer es tan ambiciosa, que nada puede lograr sino es por medio de la rapiña o de la intriga”..... Una visión innegablemente medieval.
Mejor concepto le merece al autor, las Torres: Dice que representan a los jueces que recorren el reino impartiendo justicia, y que por eso su movimiento siempre es recto, como debe serlo un magistrado.
Los caballos (es decir, los jinetes) ofrecen un lado positivo y un lado negativo: Un paso recto y uno oblicuo. Así es el movimiento de esta pieza, que Juan de Gales identifica con los recaudadores de impuestos, ya que muchas veces obran legalmente, pero también suelen incurrir en abusos e injusticias.
La descripción de los Alfiles hace pensar que el autor de la obra era un renegado y que el manuscrito mismo tal vez fuera un panfleto, ya que cuestiona la conducta de los obispos, en un momento de la Historia en que la Iglesia detentaba un enorme poder político. Dice Juan de Gales que los alfiles son prelados con cuernos (alude, claro está, a la mitra episcopal), no porque sean sabios sino porque manchan su investidura con la codicia.
Finalmente, las concideraciones del manuscrito acerca de los Peones son también impagables: Dice el autor que estas piezas mueven en línea recta, excepto cuando capturan, y de ello deduce que el hombre pobre es normalmente honrado, salvo cuando lo arrastra la ambición. Pero esto no es lo más insólito: Agrega que, cuando el peón corona y se convierte en dama, empieza a moverse siempre en forma oblicua, porque al hombre pobre le resulta imposible conducirse correctamente cuando ocupa posiciones para las que no ha nacido....
Como se ve, el ajedrez es usado aquí como un pretexto para desarrollar los principales prejuicios de la época; no puede negarse ingenio a Juan de Gales, o como se llamara realmente el autor, y aunque hoy nos repugne la bárbara concepción del mundo que emana del manuscrito, éste demuestra una vez más que el ajedrez fue evolucionando, desde su creación, a la par de las sociedades humanas.
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