"Alekhine, Gloria y drama de un genio", tiene hoy su tercera entrada en mi blog. Recordemos que es un artículo publicado en 1983 por Héctor Luis González en LA VOZ DEL INTERIOR, de Córdoba, Argentina.
En posesión del título, los triunfos se suceden con una magnitud tal que en la FIDE (Federación Internacional de Ajedrez) se llegó a discutir la creación de una categoría superior para él. Gana invicto el torneo de Brandley Beach 1929 y en ese mismo año, pone el juego su título ante Efim Bogoljubow en un match disputado en Amsterdam y que finalizó el 12 de diciembre con la contudente victoria de Alekhine con 11 partidas ganadas, 5 perdindas y 9 tablas.
Cierto es que este match con Bogoljubow había defraudado en alguna medida la expectativa del mundillo ajedrecístico, puesto que todos esperaban la revancha con Capablanca, pero Alekhine, tan caprichoso y arbitrario como su antecesor, le imponía las mismas condiciones de Londres, que él mismo debió aceptar para conquistar su corona en 1927.
En 1930 gana el torneo de San Remo con un puntaje impresionante: 13 ganadas y dos tablas, y al año siguiente se adjudicó el certamen de Blend, siendo considerado poco menos que invencible.
La formidable escalada de victorias se repite en 1933 en los torneos de Berna, Londres, Pasadena y México. consiguiendo establecer ese mismo año el record de partidas simultáneas a la ciega, ganado las 32 partidas en una exhibición realizada en Chicago.
En 1934 triunfa en Zurich, en el torneo internacional, y derrota nuevamente a Bolgoljubow en la defensa de su título tras 8 partidas ganadas, 3 perdidas y 15 tablas.
En 1935, luego de ganar el certamen de Orebro, expone nuevamente su corona en La Haya, ante Max Euwe. cuando promediaba el encuentro la lucha favorecía a Alekhine por 6-3, pero la sorpresa fue general, pues el match tuvo un vuelco inesperado, ya que al imponerse Euwe en varias partidas consecutivas, le arrebató el título venciéndolo finalmente por 9 ganadas, 8 perdidas y 13 tablas.
Lo increible había acontecido, pero en alguna medida la explicación se daba por la vida disipada que Alekhine llevaba. Prácticamente se había entregado a la bebida y su preparación técnica y espiritual contrastaba con la de su rival que asumió la pugna con su entrenamiento admirable y una capacidad extraordinaria de reacción que destruyó la confianza adversaria.
A tal extremo llegó la falta de conducta del campeón, que durante el desarrollo del match. uno de los miembros del comité organizador, debió advertir a Alekhine que se vería en la obligación de suspender el encuentro, si insistía en presentarse a jugar en condiciones físicas inadecuadas, promoviendo actitudes indecorosas.
La crisis se había apoderado de Alekhine pese a que en 1936 logró ganar los torneos de Bat Naut, Dresde y Hasting, no alcanzó a recuperar su mejor nivel. Prueba de ello fue su magro sexto puesto en el torneo de Nottingham.
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