jueves, 17 de noviembre de 2011

Ludek Pachman y la "Primavera de Praga" (IV)

Por Héctor Luis González
(Continúa de ayer)
A fines de diciembre de 1967, Pachman fue contratado por la Universidad de Puerto Rico para dictar un curso de ajedrez. Estando en San Juan, lo sorpendió el cambio político producido en Checoslovaquia, con la elección de Dubcek, el 5 de enero de 1968, como secretario del Comité Central.
Pachman se identificaba en un todo con los nuevos dirigentes, surgidos de entre los intelectuales y representantes de la cultura democrática, en contraposición al despotismo que se había realizado bajo el sistema stalinista del antecesor Novotny. La consigna era la creación de un socialismo con rostro humano, suprimiendo la censura y concediendo a la vida cultural una libertad que hasta entonces había sido conculcada. Una sucesión de los hechos políticos se fue produciendo con gran celeridad. Se rehabilitaron nombres, se cancelaron sentencias judiciales injustas y se corrigieron errores en la conducción económica. El propio Dubcek, en un discurso pronunciado en Brin el 16 de Marzo, enfatizaba que “aún faltaba resolver el problema de la libertad más amplia a las masas” Los reformadores contaban con el total apoyo de la población y apuntaban a brindar a todos los ciudadanos la posibilidad de poder juzgar y criticar las decisiones del partido y del gobierno. Pero este camino tan particular que elegía Checoslovaquia no condecía con los intereses ideológicos, militares y económicos de otros Estados del bloque comunista, de allí que no resultó inesperada la reacción producida en la noche del 20 al 21 de agosto, cuando la invasión militar de las cinco potencias del Pacto de Varsovia, aplastó violentamente a la “Primavera de Praga”. Sus legítimos líderes fueron detenidos por el servicio soviético de seguridad y enviados a Moscú. La “infección Checoslovaca” había sido liquidada bajo la justificación del peligro de una invasión de Alemania Occidental, de la aparición de fuerzas antisocialistas y el “multitudinario” pedido de la población checa, dirigido a la Unión Soviética, del envío de fuerzas. De ahí que se había decido atender el “ruego” y resolver la ocupación total del país respondiendo a una “ayuda fraternal”.
Ludek Pachman fue protagonista de todo este proceso y se resistió permanentemente al proceso de “depuración” que se implantó a partir de ese trágico 21 de agosto”.
Al participar en octubre de 1968 de las Olimpíadas Ajedrecísticas en Lugano, fue invitado por la delegación soviética a discutir sobre los problemas de Checoslovaquia. Allí sostuvo una agria discusión, que terminó en forma poco cordial. Salvo Boris Spassky, que estuvo de su parte, y Vassily Smyslov, que mantuvo silencio, los demás ejercieron actitudes hostiles.
Lo que no se le perdona a Pachman es el haber suscripto el famoso manifiesto de las “2000 palabras” junto a notables escritores y deportistas -entre ellos Emil Zotopek el legendario corredor que posteriormente declaró haberse arrepentido-. Este escrito que contenía agrias críticas a la conducción comunista y revelaba procesos irregulares e injustas condenas del régimen, fue publicado el 27 de junio de 1968, en plena “Primavera de Praga” y su divulgación fue duramente criticada por todos los órganos de prensa comunista y condenada por las máximas autoridades del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética. El sueño de Pachman de realizar los juegos olímpicos en Checoslovaquia para 1980, quedó también definitivamente sepultado, ya que se resolvió que los primeros juegos olímpicos se hicieran en el campo socialista debían  organizarse en la metrópolis (Moscú) y no en la provincia.
También Pachman respondio a un discurso del lider cubano Fidel Castro, pronunciado en La Habana el 23 de agosto de 1968 y en el que expresó que los checos que se había adherido al movimiento de la primavera no pensaban más que en los smokings, divisas, bonos, prostitutas y placares análogos, lo cual llevaba a los brazos del capitalismo y el imperialismo. La réplica de Pachman apuntaba a muchas preguntas desagradables relacionadas con detenidos políticos en Cuba y con graves irregularidades económicas, finalizando irónicamente con el saludo revolucionario cubano “Patria o muerte, venceremos”.

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