"Siempre se ha dicho de mi, o he sido acusado, de ser muy intimidante en el tablero. A Bobby Fischer sus rivales le llamaban "Fischer Fear (Fischer el Terrible) por la misma razón, y en sus mejores épocas se decía que Mijail Tal hipnotizaba a los demás jugadores con una mirada magnética que a menudo apartaba del tablero y dirigía a los ojos de sus rivales. Uno de los adversarios deTal, el norteamericano de origen húngaro, Paul Benko, llegó a presentarse con gafas oscuras para protegerse de la mirada del letón. Tal, con su ingenio característico, tomó prestadas inmediatamente unas gafas de sol enormes de Tigran petroian y se las puso, causando la hilaridad de los demás jugadores y del público. Benko debió de reírse también un poco, al menos hasta que perdió la partida".
Esta anécdota narrada por Garry Kasparov en su libro "Cómo la vida imita al ajedrez" sirve para que el ex campeón para engordar su ego, ya que más adelante dice que "los jugadores que tenían menos éxitos nunca eran acusados", y por lo tanto "me lo tomé como un cumplido".
Agrega "El águila de Baku" que si tenía un comportamiento intimidante en el tablero era porque al ajedrez se lo tomaba muy en serio y que era responsable de mostrarle a su adversario que estaba haciendo todo todo lo que estaba en sus manos para vencer.
Abona este tema diciendo que "mantener una actitud adecuada, interior y exteriormente, es fundamental para conseguir el éxito" y: "Cómo nos vemos a nosotros mismos es también un factor fundamental de cómo nos ven los demás".
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