El teatro, pero ahora en Córdoba
En Córdoba también a partir de la década del 70 del siglo que se fue, el ajedrez trepó a los escenarios teatrales gracias a la pasión del dirigente más importante que tuvo la “Docta”: Héctor Luis (el “avión”) González. Fue el detonante la aparición del legendario Bobby Fischer ( ¡No te mueras nunca, ídolo!) y su epopeya frente al “imperio” ruso que culminó con su memorable batalla ante Boris Spasski (lo venció por 12 ½ a 8 ½), después de arrasar literalmente con los mejores en las preliminares con resultados nunca registrados (Por ejemplo en 1971, 6 a 0 a Mark Taimanov y a Ben Larsen) .
El duelo escenificado en Reykiavik entre el 11 de julio y el 15 de septiembre de 1972, también “revolucionó” el ajedrez en Córdoba, con una pasión desconocida. Poco después el “avión” González, expresión cabal de aquella misma pasión que reflejaba Tal por el ajedrez, organizó el torneo con mayor cantidad de participantes de toda la historia. Pero no fue todo, ni mucho menos.
Match 1978 La puesta en escena en el teatro Córdoba |
Digresión: Alberto (querido flaco amigo) Fernández ganaba el torneo de Primera categoría de la UCA adelantándose nada menos que al “yulo” Julio Cesar Saadi, en tanto Daniel Cámpora y Jaime Emma competían para determinar el campeón argentino, por esos mismos días.
Korchoni y sus lentes espejados |
Pero el incansable “avión”, como el corazón de los seres vivos, no paraba jamás. Terminada la “obra” teatral diaria marchaba “volando” hacia la redacción para elaborar la crónica y los eruditos comentarios de lo ocurrido que se publicaba al día siguiente…! a página entera! Incluyendo fotografías del match y del público que lo seguía en el teatro.
Ya en la madrugada y mientras las ruidosas linotipos en el taller de composición gráfica descifraban la técnica ajedrecista para deleite de los lectores, González continuaba discutiendo y analizando las infinitas variantes de la partida con los maestros cordobeses. Tertulias que ya con el sol alto se sostenían en cualquier bar, en cualquier plaza de la ciudad o en un burdel, todo valía.
Y podríamos seguir con estas historias ad eternum. Hemos tratado de reflejar, con alguna anarquía incluida, esta pasión que nos sigue moviendo a los ajedrecistas, buenos y de los otros, que también se necesitan para que aquellos luzcan. En la vida cotidiana, como en el teatro Córdoba o como en el Teatro Pushkin.
De Miguel Tal, campeón del mundo, a Héctor Luis González, dirigente de excepción, siempre decolando. Cantidad y calidad humana para los tiempos. Protagonistas de perfiles contrapuestos pero unidos a sangre y fuego por la misma pasión sin límites que ni siquiera la desaparición física, apenas la última noticia de la vida, ha podido atemperar.
Salud, un fuerte abrazo, muchas gracias, tantos jaques y eternidad para ambos inolvidables maestros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario